METÁFORA DEL TIEMPO

Nota: Me gustaba el olor de las gomas cuando mamá venía de la papelería con los lápices, y los bolígrafos, y los colores, y las hojas en blanco… Todas las piezas de una lista que el profesor había entregado a mi “yo” niño. Me gustaba el olor de todo a estrenar.
El tiempo es una goma de borrar [no sé si huele bien o mal] que fulmina la marca del lápiz.





El poema: Él la qu[iere]
Él la que[ría]
Él la qu[iso]
Él la qu[]
Él la …
Él.






HOY, COMO CASI TODOS LOS DÍAS, LLUEVE



Hoy estuve toda la tarde escribiendo.
Me sentía mal.
Llovía.
El cóctel perfecto.
Ha llegado el otoño
aunque creo que nunca se ha ido,
al menos aquí.
Aquí siempre es otoño
y nada crece a su gusto,
nada crece en la dirección correcta.
Me he comido dos manzanas.
Seguía lloviendo.
También he comprado un par de libros de poesía
sin levantarme de la silla.
Tienen una bonita portada,
vistosa y colorida.
El título es atractivo,
los dos.
Las gotas caen a balazos
pero no matan,
solo empapan la ropa
que mamá ha dejado olvidada en el tendal.
Ahora ya es demasiado tarde para
rescatarla.
Los cuervos se refugian bajo las hojas
de un castaño
como los viejos al salir de misa.
Y llueve.
Y no tiene pinta de que vaya a parar.
Y comienza a levantarse una niebla
trenzada con muchísimo cuidado.
Blanca.
Lenta.
Suave.
Como un vestido de novia
olvidado en el armario.